[youtube http://www.youtube.com/watch?v=v4qM5x6domw]
¡¡¡Me ha impresionado!!!
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"Si no lo crees, no lo entenderás" (S.Agustín)
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¡¡¡Me ha impresionado!!!
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Y si hoy es domingo, esto es el Termómetro de persecución religiosa, con no pocos escenarios en esta edición.
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Pocket : Why Our Brains Get Addicted to the Internet (and How to Avoid It).
While the internet allows us to do more than ever, all that potential productivity comes with a price: endless distraction. This video from the folks at Epipheo illustrates the kind of long-term effects the frenetic pace of the web can have on our minds.
We’ve written about how you can avoid most of these problems and focus on your work, but it bears remembering that this can affect how you think in the long run. Your attention is limited, and understanding its value is vital for remaining productive. If you happen to feel that you’re finding it harder to focus than you used to, or just long to improve, don’t worry—you can fix that.
Pocket : Nos han engañado, por César Valdeolmillos.
César Valdeolmillos Alonso (Twitter: @Profundizando / Facebook) es técnico en Radiodifusión, Marketing y Publicidad. Ha compaginado su intensa labor publicitaria con su labor periodística desde 1957 (SER, COPE; Onda Cero, La Crónica, Granada Hoy…), la dirección de gabinetes de prensa y una intensa labor como crítico musical, siendo miembro activo de la Cadena de Comentaristas de discos Latinoamericana (CECOM). Celebrado conferenciante, ha sido concejal por UCD en Granada, y entre sus reconocimientos, cuenta con el premio ACYME por una serie de artículos publicados en defensa de la españolidad de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y con la insignia de Oro del Ayuntamiento de Granada.
“El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer”
María Zambrano
Filósofa y ensayista española
En 1975, allá por los tiempos de la transición —vamos camino de las cuatro décadas desde entonces, así que ya ha llovido— casi tanto tiempo como el que el dictador estuvo en el poder, nos dijeron que íbamos a pasar de la democracia orgánica —que es como pervirtiendo el lenguaje se denominaba la dictadura franquista— a la democracia moderna, real y efectiva. ¡Falso! Nos engañaron a todos… y al primero a mí. Pasamos de la democracia orgánica, a la partitocracia organizada.
Nos dijeron que la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Lo que no nos dijeron es que una parte de los españoles que redactaron y votaron esa misma Constitución, se la iban a pasar por el forro haciendo divisible lo que se declaraba indivisible. Nos engañaron a todos… y al primero a mí.
Nos dijeron que los españoles somos Iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. ¿A que después de leer esto les entra la risa tonta tras las noticias que nos llegan a diario? Nos engañaron a todos… y al primero a mí.
Nos dijeron que el castellano es la lengua española oficial del Estado y que todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. ¡Falso! Nos engañaron a todos… y al primero a mí. Que le pregunten lo que ocurre al castellano hablante de Cataluña, Baleares o Valencia, mientras quienes rigen el Estado, desde hace años y por interés partidista, miran hacia otro lado sin hacer cumplir la Ley.
Nos dijeron que todos —y cuando dijeron todos, no se hizo ninguna excepción— todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral. ¡Falso! Nos engañaron a todos… y al primero a mí. Ahí tienen ustedes la Ley del aborto, vulnerando los derechos más sagrados del ser humano, como es el derecho a vivir.
Nos reconocieron y garantizaron el derecho a la autonomía porque la autonomía —nos dijeron— acercaría la administración al ciudadano. ¡Falso! Nos engañaron a todos… y al primero a mí. La autonomía ha agigantado el Estado en términos que resulta insostenible e insoportable de mantener, tanto desde el punto de vista operativo como económico. Hemos engendrado un cáncer cuyas metástasis han invadido todo el organismo al que a base de controlar, mediatizar, regular, penalizar, esquilmar, termina por dirigir nuestras vidas de forma tan asfixiante, que hasta nos ha llegado a decir cómo hemos que hablar o lo que debemos o no comer o beber.
Quizá en el único aspecto en el que no nos engañaron fue en el artículo siete de la Constitución que dice que: “Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales, contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios”. Y mire usted por dónde, eso sí que lo han cumplido a rajatabla. Vaya si los sindicatos, en estos 33 años, han contribuido a la defensa de los intereses que les son propios. Y tan propios. Está, está bien redactado ese artículo de la Constitución. Lo que yo me pregunto es ¿En dónde quedan los intereses de los trabajadores? ¿Dónde están las condiciones idóneas para que haya cada día mayor facilidad para encontrar un puesto de trabajo? tema en el que tanto tienen que decir los sindicatos.
El aparato territorial del Estado, es una Hidra, no de siete, sino de diecisiete cabezas, que como celoso guardián del Olimpo de los políticos, no solo frena, sino que impide todo progreso y nos hunde en las aguas cenagosas del inframundo del paro, la miseria, la desesperanza, el abandono y por último, el olvido. Es un Saturno que está devorando a sus propios hijos. Un Polifemo que nos tiene prisioneros y, de momento, no parece que haya entre nosotros ningún Ulises que le clave una lanza en su gran ojo de Orwell que todo lo ve y todo lo controla.
No se dan cuenta o no quieren ver, que cuanto más Estado, menos libertad para el ciudadano y que, este, en vez de ser un paraguas, un refugio que nos proteja, se ha convertido en un inmenso cementerio al que el pueblo va a enterrar día a día, sus ilusiones, sus proyectos y sus aspiraciones, hipotecando en él su futuro.
HuffPo blogger’s new name for abortion support fails harder than you can imagine.
Life is “the condition that distinguishes organisms from inorganic objects and dead organisms, being manifested by growth through metabolism, reproduction, and the power of adaptation to environment through changes originating internally.Huffington Post blogger Janis Powers doesn’t like the terms “pro-life” or “pro-choice.” She feels they stack the deck too firmly in pro-lifers’ favor, the former “cast[ing] any dissenters in the shadow of death,” the latter a vague “passive approach to conflict resolution,” “refusing to decry any belief as wrong.” Personally, I thought refusing to decry any belief as wrong was pretty much the only way to sanitize killing your own son or daughter, but Powers has decided that “[i]t’s time to aggressively deconstruct the Pro-Life messaging and let the true meanings of the words speak for themselves”:
This definition makes patently clear that there is no “life” at fertilization. When a sperm and an ovum join, they set off a complex series of chemical reactions. Simply, the fertilized cell starts to divide, a process called mitosis. As this process repeats itself, the fertilized egg becomes a cluster of cells, which then magically and beautifully becomes a human embryo.
Para marcar la X a favor de la Iglesia…
Si realiza la Declaración de la Renta usted mismo: no olvide que tiene esta opción y que basta con marcar la casilla de la Iglesia católica para colaborar.
Si le ayuda un tercero (oficinas de Hacienda, asesor fiscal, un familiar o algún Banco o Caja, etc.) no olvide recordarle que su deseo es marcar la casilla a favor de la Iglesia católica.
Si usted ha recibido el borrador en casa y desea modificarlo puede hacerlo:
Por Internet: en el impreso que ha recibido se le facilita una clave alfanumérica de acceso restringido a su borrador que le permitirá hacer las modificaciones que considere oportunas a través de la web de la Agencia Tributaria: www.agenciatributaria.es
Personalmente: en las oficinas de la Agencia Tributaria previa cita concertada a través de Internet o en el teléfono 901 22 33 44
El dinero que la Iglesia recibe no proviene de los Presupuestos Generales del Estado sino de la voluntad libre de los contribuyentes al marcar la X a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Todos los meses el Estado da algo más de 13
millones de euros pero es a cuenta del dinero del resultado del IRPF.
Es incorrecto decir que el Estado subvenciona a la Iglesia porque si ningún contribuyente marcara la X de la Iglesia en la Declaración de la Renta, la Iglesia no recibiría nada por esa vía.
299.308.411 € se destinan a la actividad caritativa y asistencial a través de Cáritas y Manos Unidas. Pero junto al dinero, está también el apoyo, la compañía, el consuelo, la esperanza… Lo que de verdad una persona puede dar por los demás.En 2010, la Iglesia atendió a 4.165.250 personas. Es un 56,5% más que el año anterior. Y subiendo…
Archipiélago Duda: Cinco falacias sobre el aborto.
En los debates sobre el aborto se esgrimen invariablemente una serie de argumentos que los partidarios creen definitivos y devastadores. Aquí me centraré en los que creo son los más efectistas.
Pocos aceptarían que esa forma de defender la esclavitud equivalga a una posición de neutralidad frente a ella. A la inmensa mayoría le parecería de un cínismo repugnante. Y sin embargo cuando utilizan el mismo argumento los abortistas, la respuesta suele ser mucho menos contundente. Y es que el mito de la neutralidad ideológica ha calado hondo. Nos han vendido hace tiempo que un Estado aconfesional es un Estado neutral en cuestiones ideológicas, pero eso en realidad no existe. No hay Estado neutral, hay ideas que pasan por neutrales. El aborto es un “derecho” o no lo es. Un ser humano lo es desde la fecundación o no lo es. No hay término medio. Leyes sobre el aborto puede haber infinitas, pero cosmovisiones de partida sólo hay estas dos. Y si podemos modular a nuestro antojo la plena pertenencia de ciertos individuos a la especie humana, todas las iniquidades serían posibles: El aborto, la esclavitud, el canibalismo o el genocidio.
Ahora bien, si esto es así, si no hay neutralidad posible, algunos argüirán que sólo es posible decidir la cuestión por vía democrática. Que sea la mayoría la que decida, no “los obispos”. Este argumento, al que denomino [2] Falacia de la Mayoría, no se suele emplear con demasiada coherencia, porque se mezcla con otras falacias, como la anterior y las que veremos a continuación. Es decir, al mismo tiempo que se defiende el aborto como una “conquista” democrática, se suele negar a los provida cualquier derecho a intentar “imponer” sus ideas… aunque sea por vía democrática, es decir, intentando obtener una mayoría parlamentaria.
El error procede de confundir lo que significa la democracia. Esta consiste, esencialmente, en un método para determinar quién manda sin tener que matarnos en guerras civiles periódicas. No es un método para determinar quién tiene la razón, sino para determinar quién gobernará y legislará durante un período limitado de tiempo. Por tanto, los provida tenemos derecho, no sólo a defender democráticamente nuestras ideas, sino a continuar defendiéndolas por mucho que los abortistas hayan ganado las últimas elecciones o las últimas encuestas.
Otra es la [3] Falacia Malthusiana, tan grosera que produce incluso cierto rubor exponerla. Se nos dice que los provida somos “hipócritas”, porque sabemos que aunque se prohíba el aborto, los “ricos” tendrán mucha más facilidad para eludir la ley. Supongo que esta ley y todas, lo que nos llevaría a la incómoda conclusión de que no se puede prohibir nada. Pero más allá del tosco populismo que evidencia el argumento, debemos fijarnos en su malthusianismo larvado. Que los pobres puedan ser abortados: esa sería su gran “conquista social”. Bien es verdad que, en cierto profundo sentido, antes de nacer, sean quienes sean sus padres, todo ser humano es igual de pobre y desamparado, pues se halla a merced de que los adultos puedan tener, y aplicar, sus ideas “progresistas”, a fin de poder “expropiarle” incluso lo único que posee: la vida.
Relacionada con la anterior, tenemos la [4] Falacia del Bienestar, que trata de provocar la empatía de la opinión pública representándonos el drama de la madre que se ve “obligada” a abortar como consecuencia de su triste situación social o personal, o de graves problemas de salud, tanto de ella como del feto. Es decir, en una sociedad que considera obligado garantizar unas mínimas condiciones de vida digna para todos los seres humanos, sean o no ciudadanos de pleno derecho, al parecer hay que excluir de estos derechos a los seres más indefensos que existen, que son los humanos nonatos. Estamos orgullosos de nuestros avances médicos y sociales, y al mismo tiempo mantenemos una especie de incongruentes pobrismo yatrasismo, por los cuales consideramos irremediable que la sociedad no se pueda hacer cargo de todos los niños no queridos, ni apoyar a todas las mujeres en dificultades, para que puedan ser madres a pesar de todos sus problemas. Y quienes reclamamos esto somos encima insensibles e integristas religiosos.
Por último, tenemos la [5] Falacia Pacifista, pocas veces replicada como merece. Se nos echa en cara a los provida que nos preocupamos mucho por el aborto, pero no por las guerras o la pena de muerte, que supuestamente producen muchas más víctimas. De hecho, los progresistas no consideran que los abortados sean víctimas, por lo que el argumento tiene algo de apriorístico. Pero además, se puede coherentemente (aunque no necesariamente) estar a favor del aborto y al mismo tiempo a favor de la pena de muerte y de una guerra justa. Porque se trata de cosas distintas. No es lo mismo la muerte deliberada de un inocente, como es un feto humano por definición, que la muerte de un culpable, condenado a la pena capital por un crimen cometido en plena posesión de sus facultades mentales, y sabiendo a lo que se exponía. Y tampoco es lo mismo la muerte deliberada de un inocente que la muerte indeseada de civiles inocentes en las guerras.
Por supuesto que aquí podemos entrar en discusiones casuísticas sobre si la guerra de Iraq o la guerra del Peloponeso fueron justas o injustas, pero estas cuestiones sólo pueden decidirse empíricamente, mediante el estudio de los hechos históricos. Y lo mismo cabe decir sobre las leyes penales. En qué casos, si los hay, puede aplicarse la pena de muerte, qué circunstancias (edad, enfermedad o grado de discapacidad mental) deben valorarse en su aplicación, son temas para nada irrelevantes, pero que no afectan a la cuestión esencial: si la pena de muerte, como principio general, es lícita. Habrá algunos provida que pensarán que sí y otros que no. En cualquier caso, no se puede comparar a un ser humano nonato con un convicto confeso de asesinato. Ambos son seres humanos, pero el segundo es responsable de sus actos, mientras que el primero no sólo no lo es, sino que, allí donde el aborto es más o menos libre, carece de abogado defensor. Por carecer, carece hasta del derecho de voto. Sin duda, por eso hay tan pocos políticos que lo defiendan.
El origen de estas falacias no se encuentra, sin embargo, en un puro oportunismo electoral, ni siquiera en una falta de claridad o capacidad intelectual. Es importantísimo no engañarnos en eso, para conocer a la clase de adversario ideológico con el que nos enfrentamos. El aborto es para el progresismo laicista la piedra de toque que permite aglutinar a la sociedad en torno a una concepción inmanentista de la existencia, la cual otorga a los gobernantes una legitimación absoluta para elaborar el derecho positivo sin ningún género de cortapisas morales, ideológicas e institucionales. Por eso, politicuchos como Elena Valenciano y otros de su calaña no pueden soportar que “los obispos” puedan ejercer su derecho a opinar como cualquier otro ciudadano.
Sólo secundariamente se trata de atizar en su beneficio la demagogia anticlerical, tan tristemente arraigada en el país que conoció en los años treinta la mayor persecución anticristiana de Europa. Lo que realmente está en juego aquí es consolidar la dictadura de la corrección política que domina en la mayor parte de países occidentales. Un régimen basado en la religión progresista del hedonismo estatalizado, donde los individuos pronto serán inútiles para procrear, y deberán dejar esta función en manos de un Estado huxleyano. No es causal que esta dictadura cuente con el apoyo de una mayoría de la población. ¿Ha habido alguna dictadura en la historia que no se base en la servidumbre voluntaria?
Pero hay un despotismo que es el peor de todos, el definitivo: aquel que nos conduce a la extinción demográfica para, dentro de menos tiempo del que pensamos, ofrecernos la solución final: hacerse cargo el Estado de la vida humana desde su generación hasta su terminación, comprando la voluntad de los individuos con la promesa de una felicidad irresponsable.
I have previously pointed out in this space that G.K. Chesterton prophetically defended marriage and the family as the foundational institution of our society against all the present attacks and degradations of it. I am now going to point it out again. With last year’s loss in Minnesota on a constitutional amendment defending marriage, and the hundreds of thousands supporting traditional marriage in France today, the importance of this topic is something that we cannot possibly emphasize too much. And when we have at our disposal Chesterton’s incisive articulation of the truth, we should pick up this sword and swing it.
Chesterton anticipates the attack on marriage and even predicts: “the next great heresy will be an attack on morality, especially sexual morality.” Likewise, he says there will be a “fanatical hatred of morality, especially of Christian morality,” and it will be difficult even to discuss morality because immorality will purposely be made muddled and indefinite. “The heretics who defend sexual manias will never admit that they are anything but chaste.” He rightly says we have “passed the point of uncovering shame: and can only uncover shamelessness.”
Tomado del blog Ballesterismo:
martes 20 de septiembre de 2011
No tenia ni idea del origen de esta canción y mira que la he cantado/escuchado veces.
La triste historia de una célebre canción…
La canción habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín, Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, que intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik, el día 17 de agosto de 1962, aproximadamente un año después de la construcción del muro. Tenían pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras observar a los guardias de la “frontera” alejándose, saltar por una ventana hacia el llamado “corredor de la muerte”, atravesarlo corriendo y saltar por el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.
Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto, y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte, Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la “tierra de nadie”, durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.
Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía, gritando a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.
Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna en una circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía, con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.
Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la “tierra de nadie”, tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados 50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro que pensase huir.
Aún así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo intentando cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron en la cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros.
Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron, los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente “¡asesinos, asesinos!”. En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín Este el intentar escapar. Asimismo, también se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría , no harían nada para ayudarles en circunstancias similares. Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.
TIENE CASI VEINTE AÑOS y ya está
cansado de soñar;
pero TRAS LA FRONTERA está su hogar,
su mundo y SU CIUDAD.
Piensa que la ALAMBRADA sólo
es un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre,
como el ave que escapó de su PRISIÓN
y puede al fin volar.
Libre,
como el viento que recoge MI LAMENTO Y MI PESAR,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y SABRÉ LO QUE ES AL FIN LA LIBERTAD.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que NO ESCUCHÓ
LA VOZ QUE LE LLAMÓ.
Y TENDIDO EN EL SUELO SE QUEDÓ,
SONRIENDO Y SIN HABLAR;
SOBRE SU PECHO, FLORES CARMESÍ
BROTABAN SIN CESAR.
La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo, y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana. En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento.
Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados, y admitieron haber disparado contra Peter Fechter. Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil, ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso. Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?
La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años…
Muchísimas gracias a Paco por enviarnos esta interesante historia a nuestro correo.